
El viernes pasado, Leo Messi estuvo hablando con uno de sus amigos después del último entrenamiento antes de enfrentarse al Real Madrid. Entre otras ‘perlas’, le dijo que él en el campo no piensa. O mejor dicho, “sólo pienso en que me pasen el balón”. Antes de despedirse, el amigo en cuestión quiso saber si el hecho de que no jugase Roberto Carlos (lesionado el miércoles en Múnich) era para Leo una buena o una mala noticia. La respuesta del blaugrana dejó a su interlocutor (un tipo que a lo largo de su cazallosa vida ha oído de todo) de una pieza.
“¿Cómo que no juega Roberto Carlos. Dónde está?”, preguntó el argentino. Y su compañero le respondió: “Lesionado. Se lesionó en Munich hace dos días. No viene al Camp Nou. ¿No lo sabías?”. La demoledora respuesta del futbolista del Barça fue una declaración de intenciones futbolísticas: “Nunca me fijo en quién me marca”.
Y es que Messi es así. Sólo se preocupa de que le pasen el balón sus compañeros. Del pobre desdichado que tenga por misión frenarle mejor que se preocupen las legiones celestiales que deben de existir para tal efecto.
A Messi se la trae floja quien sea su marcador. El va a su bola. Hace un año, cuando nadie apostaba por él como titular en el Bernabéu, se encontró delante de Roberto Carlos y en diez minutos ya le había hecho dos caños. En el partido de ida, pasó lo mismo y hace cuatro días ante el Liverpool quizás no sabía que el defensa que se le enfrentaba era Arbeloa, pero también le hizo dos caños antes del primer cuarto de hora.
El sábado, fue Miguel Torres, un excelente defensa, quien sufrió la indolente genialidad de un futbolista llamado a marcar una época. No fue nada personal contra el canterano del Madrid. Fue la explosión natural de un talento que juega de forma sublime ignorando las circunstancias generales (el partido) y las particulares (su marcador). El es así.
Va tan a su bola Messi, que se perdió la oportunidad de cumplir con la tradición del ‘hat trick’ y quedarse con el balón del partido.
“Te juro que no sé dónde anda la bola. Lo juro. Cuando acabó el partido creo que Belletti la pateó a la grada y no la ví más. Me hubiera hecho ilusión guardarla y que me la firmaran los muchachos. Una lástima, en fin”.
Vamos, que si usted estaba en el Camp Nou y se quedó con la bola del partido al final del encuentro, póngase en contacto con Messi y déle la pelota del hat-trick, que sabrá compensarle.
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