Sunday, December 24, 2006

Messi: "Ya no aguanto más"

Lionel Messi ya está de regreso a la Argentina, donde pasará Navidad y Año Nuevo y donde llevará a cabo la recta final de su recuperación médica hasta inicios de febrero antes de incorporarse, hacia la mitad de ese mes, al trabajo junto al resto de la plantilla del FC Barcelona. Leo llegó al aeropuerto de Buenos Aires a las 7.50 horas de la mañana, hora local, en un vuelo de Aerolíneas. Allí le esperaban sus personas más allegadas: sus padres Jorge y Celia, su hermana, y varios de sus primos. El joven astro barcelonista había viajado junto a su hermano Rodrigo, la mujer de éste y el pequeño bebé de la pareja.

La llegada de Leo estuvo rodeada de una gran expectación. En cuanto apareció en el vestíbulo, la gente se le fue encima. Mientras repartía besos y abrazos a sus familiares, firmaba autógrafos, posaba para fotos con algunos seguidores y agradecía las muestras muestras de apoyo. Lionel no paraba de sonreír, feliz por reencontrarse con la familia y por sentir el calor de sus compatriotas. “Siempre agradezco el cariño de la gente, desde el primer día que salí a jugar me trataron muy bien y me dieron todo su cariño”.

Messi tiene previsto quedarse en Buenos Aires hasta el 1 de febrero. Dentro de una semana dejará las muletas y entonces empezará a caminar solo. El 3 de enero llegará el recuperador del Barça Juanjo Brau a Argentina y se irá a Arroyo Seco para supervisar la rehabilitación de Lionel. El jugador calcula que recibirá el alta médica en torno al 10 de febrero, y a partir de entonces empezará a entrenarse con toda la plantilla con vistas a ultimar su puesta apunto y volver a estar a las órdenes de Frank Rijkaard.

“Quiero recuperarme rápido y empezar a jugar, no quiero tener más lesiones...”, contestó el internacional albiazul cuando los representantes de los medios de comunicación le preguntaron por lo que le va a pedir al 2007. “Poder estar un año sin lesiones, porque la verdad que esta temporada salía de una lesión y me metía en otra”, recordó entre la resignación y la amargura. Cómo no, Messi también dijo que espera lo mejor para su familia. En cuanto a las muletas, confesó que “no las aguanto más. Me queda una semana y ya puedo empezar a caminar”, anunció con el delantero optimismo.

Messi deja atrás un 2006 en el que vivió “muchas cosas, lindas y feas. Lindas, porque festejé muchos títulos con el Barcelona, y feas porque tuve dos lesiones graves que me dejaron mucho tiempo afuera de la cancha”.

El azulgrana está feliz porque “por suerte me puedo quedar hasta febrero acá” para disfrutar de la familia. “Con ellos, los días se me van a pasar más rápido. Me voy a quedar en Rosario a hacer la recuperación. Estoy mal, pero bien”, fue su resumen.

La explicación a esta frase en apariencia contradictoria no es muy complicada si se tiene en cuenta que Messi es un chaval. “Es feo ver que están jugando y vos estás siempre afuera, que no puedes hacer nada. Que haces siempre lo mismo, tres cosas en el gimnasio y te vas a tu casa. Es feo pero me tengo que acostumbrar”. Tanto que al final aburrió la ‘Playstation’. “Tuve muchos días felices este año, pero también duros, y salí adelante”.

Un año en el que ganó la Liga y la Champions y disputó su primer Mundial. “Debutar allí fue una experiencia muy buena. Ahora quiero recuperarme lo antes posible y que no me pase más nada”. No faltó una pregunta sobre Gago, el flamante fichaje del Real Madrid, a la que contestó con su habitual prudencia. “Gago es un grandísimo jugador, al Madrid le va a venir muy bien”.

Cintia durmió en Ezeiza para tener una fotografía con Leo


Las estrellas de fútbol y sus seguidores dan para mil historias y anécdotas, en fechas navideñas y en cualquier época del año. Como es el caso de Leo Messi y Cintia, una chica de 17 años que esperó y esperó hasta poder ver a su ídolo, un pibe con unos pocos años más que ella pero que ya se ha convertido una estrella del fútbol mundial.

Cintia llegó al aeropuerto internacional de Ezeiza el viernes a las 6 de la madrugada, porque creía que a esa hora llegaba Lionel Messi procedente de Barcelona. Pero no, su ídolo no apareció apareció en la terminal de llegadas internacionales. Y la niña regresó ese mismo día por la noche. Quizás el aterrizaje estaba previsto para las seis, pero de la tarde. Messi tampoco apareció. ¿Y qué hizo entonces? Se quedó a dormir en unos de los bancos del aeropuerto... hasta las 7.50 del sábado, hora argentina, que es cuando apareció Leo.

“No lo conozco personalmente, pero le admiro. Tengo todo de él: fotos, pósters, camisetas, libros, cuadernos... Lo adoro desde el Mundial, y veo todos los partidos que dan aquí del Barcelona”, explicaba Cintia para explicar su vigilia y su espera. “He viajado dos horas en autobús desde mi casa, pero no me importa, conocerle lo vale. Ojalá pueda cumplir mi sueño”, dijo la niña antes de que Lionel apareciera.

Al final, el cansancio y la larga espera mereció la pena para ella pues cumplió su sueño: tuvo su autógrafo y la soñada foto acompañada de Messi. Cintia, por fin, se fue feliz a pasar la Navidad con su familia en el humilde barrio bonaerense de Constitución.

"Quiero un año sin lesiones"

Con idéntica destreza a la que exhibe en la cancha, Lionel Messi encuentra la mirada de su papá, Jorge, gambetea visualmente la barrera de cientos de brazos que le demandan la foto o el autógrafo soñado y manda un guiño que el progenitor devuelve el instante. Es el primer saludo afectuoso con un integrante de su familia luego de que el vuelo 1161 de Aerolíneas Argentinas proveniente de Barcelona aterrizara en el Pistarini a las 7.55 de ayer. Fue saludo y de algún modo el acuerdo tácito entre ambos de "en un ratito nos juntamos". Claro, antes del abrazo con la flia, Leo dignifica su condición de crack (y cumple con la máxima de que para serlo, hay que demostrarlo adentro y afuera de la cancha) y se dispone a atender a la gente. Después llegará el turno de Olé.

Son unas 150 personas, entre fans que fueron al aeropuerto sólo para verlo a él y la gente que anda por ahí en plan de recepción de familiares... Hay divos que se ofuscarían apenas con un brazo rodeándoles el hombro y están tipos como Messi que, con muleta y félula, bancan sin chistar la impaciencia del público que se transforma en algún que otro empujón. Por ahí atrás, como si nada, pasan Martín Astudillo y Gustavo Reggi, del Alavés y el Levante, respectivamente. La voz se esparce, el tumulto convoca a más tumulto y ahí sigue Leo firme, estampando su firma una y otra vez, dale que te dale con el whiskyyyyy para las digitales... Le llega el turno a Noelia Fernández, que consigue la firma en su buzo con el número 19. "No lo puedo creer, cumplí mi sueño", cuenta esta chica de 19 años que se tomó el colectivo desde Constitución... ¡el viernes! y se pasó la noche en el aeropuerto. "Estoy desde ayer a las ocho de la noche. Vi llegar a Saviola y a ese nuevo que compró el Real Madrid", cuenta. Ah, el nuevo del Madrid es un tal Gonzalo Pipita Higuaín...

"La verdad, el cariño de la gente no deja de sorprenderme". Sí, ya cumplió con todos el Pulga y ahora se dispone al diálogo: "Siempre se los agradezco a los hinchas. Desde el primer día en que empecé a jugar en la Selección me apoyaron con todo y lo siguen haciendo".

—Leo,cómo queda para vos este 2006?

—La verdad es que viví muchas cosas, algunas lindas y algunas feas. Lindas porque festejé muchos títulos con el Barcelona. Y feas porque tuve dos lesiones graves que me llevaron a estar mucho tiempo afuera de una cancha...

—El momento clave fue el Mundial,ya se te pasó la bronca?

—Sí, obviamente. Tuve tiempo para reflexionar y pensarlo bien y me queda la conclusión de que fue algo positivo, que fue una muy buena experiencia.

—¿Qué vas a pedir cuando brindes por el 2007

—Este año no hay duda de lo que voy a pedir: recuperarme rápido, empezar a jugar y que no haya tantas lesiones. Quiero un año sin lesiones.

—Fueron muchos contratiempos con ese tema...—La verdad que sí. Este año fue salir de una y meterme en otra...

—Y el regalo para el arbolito, cuál sería?

—Mucha salud para mi familia. Y poder jugar tranquilo. Poder jugar...

—Ahora a disfrutar con la familia...

—Sí, por suerte me puedo quedar más tiempo de lo previsto, hasta el primero de febrero. Voy a poder estar con mi gente, disfrutando el descanso con ellos.

—Vas tachando los días como los presos?

—Sí. Igual, ahora se me van a pasar más rápido. Digamos que estoy mal pero bien, je... Estar acá con mi familia me pone más tranquilo... Va a ser distinto.

—Distinto a qué?

—Estando allá fue muy feo ver cómo los demás jugaban con la pelota mientras yo no podía hacer nada. Y el trabajo del gimnasio era siempre igual: hacer las mismas tres cosas y después irme a casa... La verdad que fue feo, pero me tuve que acostumbrar.—¿Hubo sobredosis de PlayStation?—Al principio sí, pero ahora ya me cansé de jugar...

—Y cómo te llevás con las muletas?

Ya no las aguanto más. Me queda una semana más para largarlas, poder caminar normal y ahí empezar a practicar. Sabés a dónde las quiero tirar?

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